Insólito debate en Francia.
Por: Rodolfo Menéndez y Menéndez
En un evento político totalmente inédito y por demás interesante, el pasado sábado por la tarde, se encontraron en un debate transmitido públicamente y al que asistí por internet, la candidata socialista Segolene Royal, una de los dos finalistas en la segunda vuelta de la elección presidencial que se llevará al cabo el próximo 6 de mayo, y el ex-candidato centro derechista Francois Bayrou, quien habiendo llegado tercero en la primera vuelta de las elecciones francesas quedó eliminado para contender en la final pero que es depositario de la preferencia de casi el 19%, cerca de siete millones de sufragios, del electorado francés que participó en la primera etapa de este proceso.
Después de sortear serias dificultades para organizar este debate propuesto por la señora Royal, anulado en dos ocasiones y que estuvo a punto de no llevarse a cabo debido a la aplicación de la ley electoral francesa que obliga a los medios a dar idénticas oportunidades a los candidatos y ante la desventaja en que se colocaría a Nicolás Sarkozy por la realización del encuentro, ambos personajes políticos participantes finalmente se sentaron frente a frente para exponer sus ideas ante una enorme expectativa de la opinión pública francesa.
Resulta evidente que el debate en cuestión obedeció a singulares intereses políticos de los participantes toda vez que Segolene Royal busca desesperadamente, a unos cuantos días de la segunda vuelta electoral, allegarse la mayor cantidad de votos del centro para tener posibilidades de alcanzar y derrotar al candidato de la derecha en el gobierno, Nicolás Sarkozy, quien la aventajó por poco menos de 6 puntos porcentuales en la primera ronda, mientras que, por otro lado, Bayrou estaría buscando transmitir limpiamente o hacer valer su caudal político para quedar en posición de gran influencia en el próximo gobierno, sobretodo si llegara a ganar la fórmula del Partido Socialista. Estos intereses que son políticamente legítimos, irritaron de manera también evidente al candidato de la derecha quien calificó el debate como un asunto con características de “intrigas de pasillo, entre quien ya perdió y otra que va perdiendo y que conducen su pequeña plática en un gran hotel, mientras yo –reaccionó furibundo Sarkozy- continúo en la calle mi diálogo frontal con los franceses”
Lo cierto es que el encuentro, tanto por su naturaleza como por la forma exitosa, serena, respetuosa y reflexiva de conducirlo por ambos personajes participantes, atrajo a la opinión pública y resultó el gran tema de primera plana en todos los medios de comunicación de Francia, al tiempo que ha ofrecido a los electores la oportunidad de contrastar opiniones entre una candidata vigente que se acerca a su prueba final y –aquí lo inédito del evento- un político que si bien ha perdido esta elección de manera definitiva, mantiene y vigoriza, aun después de perder la elección, su fuerza y capacidad para influir en la acción gubernamental en el futuro y que como buen demócrata, no ve en su situación la pérdida para siempre de su capital político sino que, consciente de su valor, lo expone y al hacerlo lo incrementa y se consolida en un nicho importante de la dirigencia de su país. Y la verdad, cuánto respeto merece esta actitud que es en sí una lección –hay que decirlo- para nosotros mexicanos aprendices del juego democrático. Como ganaríamos si nuestros políticos reconocieran las bondades de esa conducta y la pusieran en práctica en circunstancias similares.
Durante este debate que la señora Royal en su intervención introductoria prefirió llamar diálogo, se tocaron temas de gran interés colectivo como el referido a la democracia participativa y la reforma del Estado (por cierto que en este rubro ambos políticos coincidieron en la necesidad de la fundación de la sexta república francesa ya que consideran que la quinta, hoy vigente, se encuentra agotada particularmente en lo que ve al exceso de poder concentrado en un presidencialismo ya anacrónico) la economía interna, aspectos sociales particularmente referidos a cuestiones laborales y del empleo que es el gran tema de estas elecciones en Francia y finalmente del posicionamiento del país en el contexto europeo.
Se destaca que de los temas tratados surgieron bastantes coincidencias y también, claro, algunas divergencias, sobretodo en los aspectos económicos referidos a la ingerencia del estado en la actividad productiva. De la visión de la una y del otro proyectada en el debate se puede apreciar la relativamente corta distancia ideológica existente entre el denominado centro del espectro político francés y la izquierda atemperada representada por Madame Segolene que se corre sin dogmatismos hacia el centro lo más que puede para alcanzar esos votos críticos que le permitirían ganar. Realmente se visualiza después de la confrontación que ambos proyectos se distinguen más por los matices en la forma y la aplicación que por el fondo de la concepción política y siendo éste el caso ambas visiones son perfectamente miscibles. Tal vez en esto esté el mensaje que quisieron drenar los dos participantes y entonces esa sería la preocupación de Sarkozy que siente pasos en la azotea en el riesgo de una orientación masiva del voto que favoreció a Bayrou en beneficio de la candidata del PS.
Por lo pronto en la más reciente encuesta realizada después de conocerse los resultados de la primera vuelta, hace unos cuantos días, la votación final se anticipa favorable todavía a Sarkozy por 52.5% contra 47.5% que dice apoyar a la carismática candidata del socialismo. Y no hay duda que este encuentro que venimos de relatar va tener una influencia de última hora en el electorado aun indeciso.
Estamos a menos de una semana de la votación definitiva. El próximo domingo sabremos qué proyecto político escogieron los franceses para ser gobernados los próximos cinco años. La contienda está al rojo vivo. Pero de lo que no hay duda y se puede afirmar desde ahora es que con todo lo que este proceso ha mostrado al mundo, el pueblo francés sigue siendo apto para dar lecciones de buena democracia. Y si no se cree esta afirmación, que por ella hable la tasa de participación que tuvo el electorado en la primera vuelta: 85% de quienes podían fueron a las urnas a expresar su mandato. Y ahí no se habla de acarreados ni tampoco los hay.
rodolfomenendez@wanadoo.fr
domingo, 29 de abril de 2007
lunes, 23 de abril de 2007
Elecciones francesas. Primera vuelta.
La Derecha se impone en Francia: 60-40 en la primera vuelta.
Por Rodolfo Menéndez y Menéndez
En las elecciones francesas del día de hoy domingo, la gran sorpresa fue que no hubo sorpresas, dicen los encabezados de los periódicos franceses.
Al cierre virtual de los comicios celebrados en Francia para elegir Presidente de la República para los próximos cinco años, la derecha en su conjunto ha derrotado a las fuerzas de la izquierda por un contundente 61% - 39%. Encabezadas por el candidato de la UMP (Unión para el Movimiento Popular), partido en el poder, Nicolás Sarkozy, quien logró su propósito de llegar primero en esta justa electoral con un poco más del 31% de la votación, las diversas formaciones políticas conservadoras incluyendo lo que denominan los franceses la derecha republicana y la ultra derecha, alcanzaron en conjunto una gran mayoría de los votos sufragados por los electores franceses en esta jornada.
En segundo lugar pero frágil, con derecho al igual que Sarkozy, a la segunda vuelta que se realizará el 6 de mayo venidero, la candidata del Partido Socialista que tantas expectativas generó al principio de las campañas electorales, Segolene Royal, de 53 años, nacida en Dakar, Senegal, alcanzando el 25% de la votación total, con el mérito, eso sí, de revertir el resultado de las pasadas elecciones del 2002 en las que la izquierda quedó fuera de la segunda vuelta ente el embate feroz de las fuerzas ultra conservadoras representadas por el recalcitrante anciano Juan Maria Le Pen (78 años) quien, reiterando su intento de hacerse elegir en esta ocasión, ha tenido que conformarse con una declinación importante de los votos a su favor no logrando más del 11% de la votación total (contra 18% que llegó a tener hace cinco años) quedando fuera de competencia en un modesto cuarto lugar de la clasificación general.
El tercer sitio, ya sin posibilidad de contender en la vuelta final, ha correspondido a Francois Bayrou el carismático ex ministro de educación hoy presidente de la Unión para la Democracia Francesa (UDF), quien falló en su intento de colocarse por encima de la geometría partidista, a pesar de sus antecedentes de militante de la derecha, llamando a los electores al centro del espectro político y proyectándose como el candidato anti-sistema estrategia que le valió un abultado 19% de la votación que aunque insuficiente para seguir adelante le da a la UDF la posibilidad de intentar negociar en posición de fuerza con socialistas o con la UMP, la re-conducción de sus votantes hacia una u otra formación política en la siguiente vuelta.
Ocho contendientes adicionales se repartieron el 15% de la votación restante de la que casi una tercera parte (el 4.5% de la votación total) fue para Olivier Besancenot, el abanderado de la Liga Comunista Revolucionaria y el más joven de todos los candidatos con sólo 32 años de edad.
Este resultado representa un éxito personal para Nicolás Sarkozy, agresivo abogado de 52 años, hijo de inmigrantes y paradójicamente adversario acérrimo de la actual corriente inmigratoria que tanto preocupa a los franceses, quien casi logró empatar los resultados récord del ex-presidente derechista Valery Giscard d’Estaing vencedor en 1974 con el 33% de los sufragios en la primera vuelta, colocándose por arriba de los logros electorales de su jefe el presidente saliente Jacques Chirac quien nunca rebasó la marca del 21% de la votación en la primera vuelta.
Da también una idea clara, este resultado, de las tendencias electorales del conjunto de los franceses si se reconoce el hecho de que la derecha republicana que excluye a los ultras de Le Pen ha alcanzado un 50% de la votación total y si se suma el aporte de esta formación de extrema derecha se llega, como ya se apuntó al principio, a más del 60% de los votos de los franceses en el primer intento a favor del conservadurismo. La Francia actual ratifica así, en lo colectivo, la orientación ideológica de sus valores, de sus aspiraciones, de sus filias y de sus fobias políticas.
Es de esperarse que de aquí al 6 de mayo próximo en que deberá dirimirse la final de esta contienda política, se de una cierta realineación electoral que conduzca a los resultados definitivos. Veremos hasta entonces a los nuevos actores del próximo gobierno de este importante país europeo, pero parece no haber duda de que independientemente del manejo que logre voluntariamente hacer de su fuerza electoral Francois Bayrou y su partido la UDF, la recomposición de fuerzas en este segundo tramo del proceso, salvo que se de una sorpresa muy grande en las siguientes semanas, seguirá favoreciendo a los sectores conservadores de la sociedad francesa quienes retendrán el poder político en aquella nación. Y no será entonces difícil en ese contexto imaginar que la derecha gala logre mantener el poder público a lo largo de toda una generación de franceses (ya llevan diez años). Malas noticias, muy malas, para nuestros amigos de la izquierda de por allá. Helas!, como dicen ellos.
Habría que reconocer con preocupación que este resultado no es nada diferente a lo que está ocurriendo en otras muchas partes del planeta. Corre al parecer el mundo hacia la derecha. Claro, se debe apuntar, hay de derechas a derechas.... y no es lo mismo Bush que Chirac!!
23-04-07
Por Rodolfo Menéndez y Menéndez
En las elecciones francesas del día de hoy domingo, la gran sorpresa fue que no hubo sorpresas, dicen los encabezados de los periódicos franceses.
Al cierre virtual de los comicios celebrados en Francia para elegir Presidente de la República para los próximos cinco años, la derecha en su conjunto ha derrotado a las fuerzas de la izquierda por un contundente 61% - 39%. Encabezadas por el candidato de la UMP (Unión para el Movimiento Popular), partido en el poder, Nicolás Sarkozy, quien logró su propósito de llegar primero en esta justa electoral con un poco más del 31% de la votación, las diversas formaciones políticas conservadoras incluyendo lo que denominan los franceses la derecha republicana y la ultra derecha, alcanzaron en conjunto una gran mayoría de los votos sufragados por los electores franceses en esta jornada.
En segundo lugar pero frágil, con derecho al igual que Sarkozy, a la segunda vuelta que se realizará el 6 de mayo venidero, la candidata del Partido Socialista que tantas expectativas generó al principio de las campañas electorales, Segolene Royal, de 53 años, nacida en Dakar, Senegal, alcanzando el 25% de la votación total, con el mérito, eso sí, de revertir el resultado de las pasadas elecciones del 2002 en las que la izquierda quedó fuera de la segunda vuelta ente el embate feroz de las fuerzas ultra conservadoras representadas por el recalcitrante anciano Juan Maria Le Pen (78 años) quien, reiterando su intento de hacerse elegir en esta ocasión, ha tenido que conformarse con una declinación importante de los votos a su favor no logrando más del 11% de la votación total (contra 18% que llegó a tener hace cinco años) quedando fuera de competencia en un modesto cuarto lugar de la clasificación general.
El tercer sitio, ya sin posibilidad de contender en la vuelta final, ha correspondido a Francois Bayrou el carismático ex ministro de educación hoy presidente de la Unión para la Democracia Francesa (UDF), quien falló en su intento de colocarse por encima de la geometría partidista, a pesar de sus antecedentes de militante de la derecha, llamando a los electores al centro del espectro político y proyectándose como el candidato anti-sistema estrategia que le valió un abultado 19% de la votación que aunque insuficiente para seguir adelante le da a la UDF la posibilidad de intentar negociar en posición de fuerza con socialistas o con la UMP, la re-conducción de sus votantes hacia una u otra formación política en la siguiente vuelta.
Ocho contendientes adicionales se repartieron el 15% de la votación restante de la que casi una tercera parte (el 4.5% de la votación total) fue para Olivier Besancenot, el abanderado de la Liga Comunista Revolucionaria y el más joven de todos los candidatos con sólo 32 años de edad.
Este resultado representa un éxito personal para Nicolás Sarkozy, agresivo abogado de 52 años, hijo de inmigrantes y paradójicamente adversario acérrimo de la actual corriente inmigratoria que tanto preocupa a los franceses, quien casi logró empatar los resultados récord del ex-presidente derechista Valery Giscard d’Estaing vencedor en 1974 con el 33% de los sufragios en la primera vuelta, colocándose por arriba de los logros electorales de su jefe el presidente saliente Jacques Chirac quien nunca rebasó la marca del 21% de la votación en la primera vuelta.
Da también una idea clara, este resultado, de las tendencias electorales del conjunto de los franceses si se reconoce el hecho de que la derecha republicana que excluye a los ultras de Le Pen ha alcanzado un 50% de la votación total y si se suma el aporte de esta formación de extrema derecha se llega, como ya se apuntó al principio, a más del 60% de los votos de los franceses en el primer intento a favor del conservadurismo. La Francia actual ratifica así, en lo colectivo, la orientación ideológica de sus valores, de sus aspiraciones, de sus filias y de sus fobias políticas.
Es de esperarse que de aquí al 6 de mayo próximo en que deberá dirimirse la final de esta contienda política, se de una cierta realineación electoral que conduzca a los resultados definitivos. Veremos hasta entonces a los nuevos actores del próximo gobierno de este importante país europeo, pero parece no haber duda de que independientemente del manejo que logre voluntariamente hacer de su fuerza electoral Francois Bayrou y su partido la UDF, la recomposición de fuerzas en este segundo tramo del proceso, salvo que se de una sorpresa muy grande en las siguientes semanas, seguirá favoreciendo a los sectores conservadores de la sociedad francesa quienes retendrán el poder político en aquella nación. Y no será entonces difícil en ese contexto imaginar que la derecha gala logre mantener el poder público a lo largo de toda una generación de franceses (ya llevan diez años). Malas noticias, muy malas, para nuestros amigos de la izquierda de por allá. Helas!, como dicen ellos.
Habría que reconocer con preocupación que este resultado no es nada diferente a lo que está ocurriendo en otras muchas partes del planeta. Corre al parecer el mundo hacia la derecha. Claro, se debe apuntar, hay de derechas a derechas.... y no es lo mismo Bush que Chirac!!
23-04-07
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