Foto de Fernando Llano (AP), tomada del NY Times.
La imagen que antecede de un Chávez derrotado es sólo aparente. Estrictamente circunstancial, diríase. Hugo Chávez es un político triunfador y en pleno ejercicio de un poder casi omnímodo. Ciertamente Chávez es uno de los jefes de estado más poderosos, comparativamente hablando; el más poderoso sin duda en América Latina y tambien mucho más que la mayoría de los Jefes de Gobierno o de Estado de los países europeos para sólo poner una medida de comparación.
Ese poder deriva no solamente de las facultades que ejerce por virtud de las leyes venezolanas y de la latitud política que tiene como Jefe de Estado y de Gobierno en un país de 26 millones de habitantes que le ha otorgado un mandato amplísimo, del que restan cinco años por venir, sino también y preponderantemente, por una economía soportada esencialmente por un ingreso de aproximadamaente 60 mil millones de dólares anuales que es el valor de la facturación petrolera de Venezuela, administrada íntegra y discrecionalmente por Chávez y sus aliados políticos.
Chávez es también un hábil y astuto político, profundamente conocedor de la idiosincracia de los venezolanos. Es un demagogo populista nato- no utilizo el término peyorativamente, sino sólo para describirlo- capaz de movilizar eficazmente a las masas en prácticamente todos los terrenos. De hecho esta votación desfavorable, que lo fue por muy estrecho margen y que no pone en entredicho su capacidad para seguir gobernando como lo hace, es la primera que sufre en cerca de nueve años, después de que ganó las elecciones en 1998. Y lo que estaba en juego realmente representaba lo que bien puede considerarse un exceso político por parte de su promotor.... ¡y apenas perdió, apenitas, como decimos en México!
Otra fuerza con el que cuenta Chávez, como político poderoso, es que su capacidad de maniobra está basada en un núcleo muy importante de la población venezolana. Chávez tiene, además, un proyecto claro y bien configurado, se esté o no de acuerdo con él. Su "revolución bolivariana" y el "socialismo del siglo XXI" que ha venido proponiendo abiertamente, constituyen una verdadera matriz que agrupa y da congruencia a la lucha por una vida mejor de multitud de venezolanos (y también, créase, tiene legiones de seguidores foráneos). Ha sabido Chávez, ni quien lo dude, colocar a los jodidos (que son mayoría) y a la pobreza colectiva (que los integra) en la médula de la agenda política de su país y darle a la gente -aunque sea por las vías equivocadas- una esperanza de cambio.
Chávez es pues un político triunfador y poderoso, pero además es perseverante. Esto es algo que debe reconocerse si se quiere analizar objetivamente al personaje, aunque se deploren sus métodos y se desprecie la manera rústica y a veces primitiva que tiene de hacer política. Y es aquí precisamente en donde Chávez podria ser beneficiario de un triunfo a mediano plazo a partir de su derrota de ayer. Supongo que él lo sabe y de ahí su afirmación ante la adversidad: "nosotros estamos hechos para la batalla larga.... nada se acaba aquí..."
Pues resulta que hoy, con su aceptación inmediata del fracaso de su propuesta sujeta a referéndum, con la forma como ha reaccionado ante la adversidad en que lo han colocado sus oponentes, se está metiendo a la bolsa no sólo a muchos de ellos en el interior de su país que sólo le criticaban el exceso en el que estaba incurriendo, sino a tantos otros fuera de sus fronteras, que ya podrán cesar el griterío descalificador y que hoy no tienen más remedio que reconocer el talante democrático que ha animado la conclusión de esta jornada electoral. Aquí es donde Chávez puede convertir su pérdida en ganancia: demostrando que puede llevar a su pueblo a un mejor estadio usando para ello el cúmulo de poder que ya tiene, sin recurrir al control total que pretendía con las reformas constitucionales que le acaban de reprobar.
De él depende ahora demostrar que en política -como muchos teóricos sostienen- se puede dar el aparente contrasentido, la paradoja, de ganar... perdiendo.
RMM, D.F. dic. 2007.
Ese poder deriva no solamente de las facultades que ejerce por virtud de las leyes venezolanas y de la latitud política que tiene como Jefe de Estado y de Gobierno en un país de 26 millones de habitantes que le ha otorgado un mandato amplísimo, del que restan cinco años por venir, sino también y preponderantemente, por una economía soportada esencialmente por un ingreso de aproximadamaente 60 mil millones de dólares anuales que es el valor de la facturación petrolera de Venezuela, administrada íntegra y discrecionalmente por Chávez y sus aliados políticos.
Chávez es también un hábil y astuto político, profundamente conocedor de la idiosincracia de los venezolanos. Es un demagogo populista nato- no utilizo el término peyorativamente, sino sólo para describirlo- capaz de movilizar eficazmente a las masas en prácticamente todos los terrenos. De hecho esta votación desfavorable, que lo fue por muy estrecho margen y que no pone en entredicho su capacidad para seguir gobernando como lo hace, es la primera que sufre en cerca de nueve años, después de que ganó las elecciones en 1998. Y lo que estaba en juego realmente representaba lo que bien puede considerarse un exceso político por parte de su promotor.... ¡y apenas perdió, apenitas, como decimos en México!
Otra fuerza con el que cuenta Chávez, como político poderoso, es que su capacidad de maniobra está basada en un núcleo muy importante de la población venezolana. Chávez tiene, además, un proyecto claro y bien configurado, se esté o no de acuerdo con él. Su "revolución bolivariana" y el "socialismo del siglo XXI" que ha venido proponiendo abiertamente, constituyen una verdadera matriz que agrupa y da congruencia a la lucha por una vida mejor de multitud de venezolanos (y también, créase, tiene legiones de seguidores foráneos). Ha sabido Chávez, ni quien lo dude, colocar a los jodidos (que son mayoría) y a la pobreza colectiva (que los integra) en la médula de la agenda política de su país y darle a la gente -aunque sea por las vías equivocadas- una esperanza de cambio.
Chávez es pues un político triunfador y poderoso, pero además es perseverante. Esto es algo que debe reconocerse si se quiere analizar objetivamente al personaje, aunque se deploren sus métodos y se desprecie la manera rústica y a veces primitiva que tiene de hacer política. Y es aquí precisamente en donde Chávez podria ser beneficiario de un triunfo a mediano plazo a partir de su derrota de ayer. Supongo que él lo sabe y de ahí su afirmación ante la adversidad: "nosotros estamos hechos para la batalla larga.... nada se acaba aquí..."
Pues resulta que hoy, con su aceptación inmediata del fracaso de su propuesta sujeta a referéndum, con la forma como ha reaccionado ante la adversidad en que lo han colocado sus oponentes, se está metiendo a la bolsa no sólo a muchos de ellos en el interior de su país que sólo le criticaban el exceso en el que estaba incurriendo, sino a tantos otros fuera de sus fronteras, que ya podrán cesar el griterío descalificador y que hoy no tienen más remedio que reconocer el talante democrático que ha animado la conclusión de esta jornada electoral. Aquí es donde Chávez puede convertir su pérdida en ganancia: demostrando que puede llevar a su pueblo a un mejor estadio usando para ello el cúmulo de poder que ya tiene, sin recurrir al control total que pretendía con las reformas constitucionales que le acaban de reprobar.
De él depende ahora demostrar que en política -como muchos teóricos sostienen- se puede dar el aparente contrasentido, la paradoja, de ganar... perdiendo.
RMM, D.F. dic. 2007.
No hay comentarios:
Publicar un comentario