Hoy 6 de marzo, temprano, de madrugada, nació Marcelo Sosa Menéndez. Hijo de David –o sea, en hebreo, Ben David – y de Florisol, la menor de mis hijos, la Xtup.
Ya son dos mis nietos: Matías quien nació en septiembre del 2007, que está creciendo bien y bonito y cuyos ojos claros iluminan este espacio desde su corniza inferior, y ahora su primo, Marcelo, que le sigue en la sucesión de mi linaje. Le deseo a este chiquito, que acaba de ver la luz del mundo amenazante y pletórico de congoja en que nos tocó vivir, la mejor de las suertes y todos los parabienes del universo. Ojalá que los alcance y que lo haga por mérito propio.
Quiero dejar esta nota al calce de la página respectiva de nuestra historia familiar, haciendo ver que Marcelo nace con buen signo, porque lo hace como producto del amor. Y para que conste a las generaciones futuras, digo también que Marcelo –segura aunque improbablemente- es descendiente de judíos por mi lado.
Nieto mío (el burro por delante) y de Julia Manzanilla Esponda; de Patricio Carlos de Jesús Sosa Martínez de Arredondo y de Alicia Solís Cano. Bisnieto de Miguel Ángel Menéndez Reyes y de Irma Elena Mercedes Margarita Menéndez Yenro; de José Manzanilla Barrera y de Julita Esponda Rovelo; de Patricio Sosa Martínez de Arredondo y de María de Jesús Martínez de Arredondo G. Cantón; de Pedro Solís Aznar y de Alicia Cano Castellanos.
Ni su abuelo paterno, ni sus bisabuelos lo vieron nacer. Finados ellos, no vivieron la dicha que a mi me tocó. Como finados también y muy recientemente, dos seres queridos que mucho hubieran deseado estar aún por aquí, para ser parte de los festejos: don Miguel Vicente Marín Fierros y doña Elda Cano Castellanos, padres putativos del padre del benjamín. Desde aquí, el ciberespacio, a todos les hacemos, Marcelo y yo, seña al más allá, para que sepan lo que ya aconteció.
Y que siga la mata dando….