A mis hijas, que tienen hijos, doy un consejo que no me han pedido:
Una madre no debe desaprovechar la oportunidad para dar a su hijo una buena nalgada, cuando esto sea necesario.... Pocas cosas hay que puedan hacer más bien a un niño, futuro ciudadano, más allá de los lagrimones que esto genera....¡Reflexionen!
Y no me refiero a la nalgada artera llena de coraje y de sentimientos de venganza por alguna fechoría recibida en carne propia, no. Me refiero a la nalgada educadora, llena de amor y ... de firmeza, que le enseña al crío cuál es el límite que no debe rebasar. ¡No pierdan, hijas, la oportunidad de hacerle bien a sus hijos,.... sus nietos se lo van a agradecer!
Mérida, 2011